Gustavo Salazar A
Dormita la ciudad intranquila
con ojos de esa indolencia
que agüita, que opaca la alegría
y que hace ausencia de la armonía.
En su loca carrera las Urvans arrollan
y aturden como en campanario de difuntos
la misa, mientras a diario la prepotencia
exhibe en doble fila de respeto su carencia
Hombres y mujeres ya no hay distinción
en impúdica al vecino y al Eterno
orgía de hiel, en sin cuartel la ofensa.
¡Oh! impunidad, de gala y ufana aniquilas
de tristeza la ciudad, sin saber si algún día
brotarán las rosas de la alegría.
jueves, 23 de julio de 2009
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