Gustavo Salazar A
Se creyó estar más arriba de Dios
por pasear encima de las nubes
sin necesidad de un poderoso Boeing,
sólo con su jactancia de golden boy.
Como joven de bigote, patilla y metralla
quiso la ciudad como de su casa el jardín
y la ley tomó en sus manos en respaldo
de sus muchos desmanes, y su imperio creó.
Pero cuando subir más se ufanó, cual Torre de
Babel llegar con sus rascacielos a disputarle
por todos medios al Señor el cielo, resbaló
Deprimido hasta los tobillos, en voz baja
le recomendaban sus pocos amigos la cura:
incursionar en la grilla, para hacerse de marmaja.
viernes, 29 de enero de 2010
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