Gustavo Salazar A
De golpe toda su ira
cayó en mis ojos,
eran fuego los suyos,
rabia que nubla
igual que humo
la pradera en estío llora.
Su lengua de embrujo,
lisonjas y Padrenuestros,
en deseo de pesar infinito
y licor mortal se tornó;
esas manos expertas
en adormilar cuerpos,
las carnes desgarran,
inyectan siglos de odio
y el cielo hieren.
Furia son esas lágrimas
que al rozar sus labios arden,
son gotas de sangre de virgen
infernal; sosegadas un instante
en espera de aliento,
en besos y delicias
un cielo su despertar,
y en segundos aviva el tormento.
viernes, 23 de abril de 2010
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