Gustavo Salazar A
Mis pasos de mes de marzo
se entusiasman en tus calles amplias,
en lomas escarpadas,
rojizos los valles.
Suben y bajan en jornadas
que jamás el andar cansa.
Devorar la ciudad es el anhelo,
en silencio la fiesta, lento.
Simplemente gozar
sus tardes y mañanas
como viento en cara flagelada
por los rayos que son vida
y también son escarmiento.
Porque de lágrimas que marchitan
la sonrisa huir despacio
o de prisa es vano,
en el corazón es ácido.
Triste ciudad la mía,
sus maltrechos templos
y ojos que alojan mares
son sales de los días,
lunas sin brillos,
abismos de sueños.
Siempre el vacío.
Simplemente vacío.
domingo, 15 de enero de 2012
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