Gustavo Salazar A
Un pesar la alegre
y laboriosa ciudad destroza,
como tornado la choza.
Brazos claman al cielo
una pizca de consuelo
y para su paz, sosiego.
Ojos de llorar sin freno, vacíos,
sus lágrimas lavan senderos
de espanto y orfandad, sombríos.
Tapiadas las bocas mascullan,
doloridas palabras salpican
y festín de lobos implican.
Crisis de crisis, de pobreza y más,
para los de siempre destino,
oro para apostados atrás.
De duelo los vientos y cantos
es pesadilla sin dormitar.
Largo es el camino del pesar.
domingo, 6 de septiembre de 2009
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