Gustavo Salazar A.
Que esas fuentes altivas muy tuyas
mi sed aplaquen, qué me importaría
extravío en el sinuoso camino
si serán gloria y al destino guía.
Fuentes de jazmines y azaleas pletóricas,
agua brava conduces presta
gota a gota hasta el desmayo a mi paladar,
fresca, abundante y que embruja.
Erguida tu majestuosa presencia,
a revivir al agónico sediento invitas
con alegres desplantes de benevolencia.
En esas fuentes que procuran vida
y la muerte es grata, es deleite:
¡Un chapuzón de consuelo baste!
jueves, 17 de junio de 2010
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