domingo, 16 de enero de 2011

Gestoría bar

Gustavo Salazar A


Hasta este sagrado lugar
extenuado a diario llego
como sediento pobre obrero
pero en auto de lujo más que nuevo,
es mi selecta trinchera que constata
el desvelo que por mi patria
sin remilgos le dedico horas y horas
como chuchería honrada por mí
la social gestora.

Si muy copioso es mi sudar
la causa la ciudad la provoca
con sus atajos muy pronunciados,
como si ganasen el cielo
o en reniego de su histórico sello,
pero nunca es culpa de la gestoría,
disculpa la onerosa cocina,
que en lugar de sesos ofrece
banquetes de suculenta letrina.

No se trata de cualquier desecho,
por supuesto ya no tacos ni garnachas,
menos epazote con frijoles de olla,
sino de carnes y quesos sin empacho
de los obesos fajos de pesos,
es la expulsión de la gloria,
de las dietas de los prohombres,
duchos en el desprecio de Guerrero,
escultores del futuro como basurero.

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