domingo, 31 de julio de 2011

Fruta madura

Gustavo Salazar A

Con delicadeza tomé
tu cana y rala greña
con manos de mole huellas,
sonrojan tus cabellos
mis dedos de caricias,
la grasa escurre plena,
tarde de delicias
como besos en sube y baja,
humo las penas,
y en el amor, brasa.

Mis labios en tu rostro
el silencioso grito deslizan,
recobrar la risa, ansia,
sueño que al universo alegre
cual estrellas en vals de gloria;
ni palabras, menos reproches,
un suspiro profundo
como el dolor de la ausencia
quema la noche,
besos y flores alivio buscan.

Y cuidan como alfombra tus pasos
en senda que los años no pierde,
permanece en verdes pastos,
agua fresca en tus labios bebe,
de eterna primavera el canto,
y manos de flores el milagro.
De la espesura de las sombras
se atisba la dicha, la pulpa
de la fruta madura, miel,
aliento de un nuevo día.

lunes, 25 de julio de 2011

El cuentahabiente

Gustavo Salazar A

¡Carajo! Arrebatarles
de la boca el pan
a niños y ancianos;
osadía de esa casa
que se nutre en un vientre
borracho de vinagre;
sin alma nace,
sin mieles de Roca.
¡Buitre!
Ajeno al calor de madre.

Con suaves maneras
apila sus rapiñas a sus pies
y hiere la mesa
de los afanes diarios
con autos y exóticos platos;
galante con esa corbata
que le ciñe la garganta
y le brilla desde la cola,
también es su corona
de ilustre en la bola.

Duerme como inocente,
nada le inquieta su gula,
sabe que muerde
y engulle fuerte
y del frío lo tapan sedas
efímeras de gloria;
aunque le remuerde
una gran pena:
la falta de muchos ceros
al rapaz cuentahabiente.

lunes, 18 de julio de 2011

Hambre vieja

Gustavo Salazar A

Mis besos navegan con hambre vieja
en el caudal de tu agua brava,
a los años anima el incesante torrente,
luz al desgano de mis ojos, clemente.

Aquellas noches sin lumbre,
sin fuego que avive la vista,
del socarrón frío que la sangre roba,
lejos de mi vida muere esa sombra.

Mis manos devoran tu frondoso altiplano,
las quema tu tersa brasa, vibran,
el suspiro cae modorro,
arrulla los crujidos del lazo la lluvia.

Canta el amor y muerde y el tiempo retiene
la dulce locura de navegar
en la cálida trampa de tu océano,
agua a mi viaje, sed de ti sin descanso.

domingo, 17 de julio de 2011

Vano esfuerzo

Gustavo Salazar A

Interminable tiniebla
de sueños rotos, espesa;
la danza, desenfreno de jaurías,
con velas de sangre ilumina
la noche larga, sin cielo;
el ansia vaga, busca, arrastra,
adora dioses, avasalla el oro,
que el viento esparce, cual
castillo en arena en lodo queda,
en humo de hojarasca, sin fuego.

En lo bajo se desvanece,
en el suelo yace el delirio
de edificar en los jardines del cielo;
sigue al sueño la pesadilla,
el prurito de los brillos
que al alma entorpece,
como Nerón, incendia la casa;
confía en resurgir de las cenizas
con mando más allá del universo,
al polvo retorna su vano esfuerzo.

viernes, 8 de julio de 2011

Orgullo de la fetidez

Gustavo Salazar A

Rostro sediento sin sed,
de corrompidos huesos espejo,
de la equidad, ¡bendito gigante!
hieres a hombres y a mujeres
con desparpajo;
igual ofendes,
poco a poco sin descanso
al santo de tu inflamada devoción,
al erario, indefenso en tus manos.

Como ave de rapiña, diestro,
ávido devoras mesas y sillas
de esos que ponen la mejilla;
sí, de esos que los de tu calaña
con gusto refunden en el agujero
porque de los inmortales
nadie les reclama,
y te encumbras en la cima
con mares de sudores ajenos,
para brillo de tu cama.

Con los que andan sus pasos en flores,
más que miel su voz y sus gestos,
más que lacayo a los lustrados pies;
desalmado con los que tilda
en silencio y a gritos de viles gatos,
sin inquietarle que su vientre
de gases y tripas y rencores,
con sonoras y largas carcajadas reviente,
que le anuncian que ha llegado el parto,
la anhelada hora de su altiva fetidez:
ríos de caca, alimento de su dotado ser.