martes, 20 de diciembre de 2011

Derrota del corazón

Gustavo Salazar A

Astillas en hilacho de alma,
no hielo de ardiente frío
pasma la cara.
La desfigura el dolor
en marasmo de calosfrío
y el azul de los rayos.
En trapecios de baba
la gusanera se mece
en piscinas de pus.

En seda se afana
vestir de alegres aires
el flamante retrato,
en vano:
cascadas de estiércol
en sus entrañas.
Caverna brutal
sin descanso,
la frente desagüe.

En cada palabra, en cada gesto
y en apuro del paso lento,
escurre ocre de alma,
voluminosa marca.
Éxtasis al reciclarse
el rencuentro de sí mismo,
confundido en valía
de ropas y aromas,
esencia de quien la porta;
del corazón la derrota.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El justo juez

Gustavo Salazar A

A diario lo miro
pero no lo tengo,
extravío mío es.
Canto en su templo,
bailo a su alegría,
al son del dinero la mía.

De Él estoy muy lejos,
aun con golpes de pecho
la lumbre en la lengua
hiere a cada momento.
Mis ofrendas,
cicuta en contra mía,
ruegos a raudales
de bienes de males.

Con sacrificio de papel
del cielo quiero la puerta.
En el trasero el puntapié.
A fuego lento en el averno,
en tacos mi intento
sobornar al justo juez,
hacedor del cosmos
el amor de su voz.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Guardián del universo

Gustavo Salazar A

¿Acaso nunca duermes?
En tu reino el sol y la luna
sin pausa a la vez.
Esa es tu jornada.
Mil años una fantasía,
un día nada.

Como confeti tus dones
en alivio sin demora.
Oscura la mirada
en lo claro.
Sed de la noche el rayo.
Tolerancia y bondad,
sendero de sabios.
El ego, de necios vanidad.

El mundo de amor y paz
se desgarra, desangra
de pena la Palabra.
La mano, filoso puñal.
Estocada el cordial abrazo.
Y si un beso,
labios melosos
abren como flor.
Cual tobogán
la lengua es fuego:
Contigo bendito Dios.
Pero ruge el corazón:
la maldición te persiga
como fiesta de muerte.

Doblez de estrellas,
la casa ensombrece.
La tiniebla amenaza.
Ni cenizas deja,
la fulmina el resplandor.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Juicio al extravío

Gustavo Salazar A

Mar, cielo y tierra
forjas para nuestro gozo,
esplendor de sol y luna
el cristal azul
de olas y estrellas,
canto de aves
y árboles imperiales arrulla,
honra y gloria de tu nombre,
excelso arquitecto del paisaje
de turquesas y diamantes.

Mas al inmenso placer
pesa el pesar de los vientos:
las aguas infectadas,
bosques como caña en desierto,
hilachos de nubes,
sangre y lamento los ríos,
ciudades, cáncer de vientre
laceradas de gases,
reflujo incesante,
del cielo el juicio al extravío.

Vanidad, egoísmo, arrogancia,
atropellar al semejante,
de oropel el pavimento
rumbo a un trono
con cetro de papel,
gula de poder,
ojeras de codicia,
al suelo da ese rey,
un soplo, y vil polvo es:
caramelo a la inmundicia.