martes, 14 de junio de 2011

Peregrino de odios

Gustavo Salazar A

Hablantín en cualquier continente, locuaz
peregrino eres, tus pies de diamantes
brillan en caminos que andan sin pasar,
mas en gula de odios avanzas sin errar.

Tus ojos malignos la ruta extravían,
maldices del día la luz, de la noche amante,
de la bulla de cantina guía,
en las sombras falleces, de ira el ahogo.

Con puñalada trapera matas tu propio destino,
no hay sangre, ni agua, sólo bilis derramas,
tu alma está repleta de infamias.

Entre circo y calvario fue tu paso
de hiel y oro, voraz, dictador sin mundo,
como perros y gatos, inhabitable tu casa.

miércoles, 1 de junio de 2011

La ira del cielo

Gustavo Salazar A

La ira del cielo no es otra,
es la amargura de ver en sus aves
el desdoro de sus alas, rotas,
que reta la fortaleza de la Roca.

Nubes de fuego y vientos con saña
azotan sin misericordia la ciudad,
llanto que en siglos no acaba,
apaga el alma de madres en soledad.

La ausencia puebla las casas de fantasmas;
torna intensa la furia de los rayos
la alabanza del brillo que deslumbra;

al Señor es la ofensa con bronces y bisutería;
luz del camino, dicen, Él ya no alumbra,
aunque arda sin fin la tierra por tal herejía.

Don Gato

Gustavo Salazar A.

Muy alto el porte,
ni el mismo cielo
juzga indigno de sus pies
el disparejo suelo;
sabe que la robusta torre
como alfiler
su fortaleza un soplo
fácil puede vencer.

Mas el alto porte
en las nubes hace retumbar
su poderosa pisada,
el universo es poco pastel
para su exquisita
presencia de seda
y su voz de cuartel.

El infinito de estrellas y lunas
es menos que nada
para su humilde jacal,
si tiene al verde mar
como piscina adorada
y al cielo para que renazca
como zona super VIP,
a san Pedro y san Pablo vedada.

La torre abatida
por su propio peso
su insolencia traga
polvos y más que eso,
y su altivo trasero aún gruñe
ser gran señor de dinero,
genio de la tranza,
o el rico pato altanero;
es el eterno sueño
del eterno gato marrullero.