lunes, 28 de noviembre de 2011

Amor de ave

Gustavo Salazar A

Palpo, sin verte,
en el corazón o más allá del sol,
tu majestuosa
presencia deleite.

En tus alas me cobijas
y los rayos luz al andar,
si tropiezo no caigo
y si caigo, contigo salvo.

Tu generosa mano
aunque trueno,
intenso amor de ave,
asilo suave.

De noche o de día
se estrella el temor
en el cálido amor
de ave, de Ave María.

viernes, 25 de noviembre de 2011

La rabia

Gustavo Salazar A

Caras sin rostro, al mayoreo el miedo,
prestas a destrozar la ciudad,
todo, sí, todo, sin dejar ni el polvo,
sólo su insaciable hambre
y fresas amargas como
rencor en sorbos largos.

Como drenaje de chatarra y chelas,
de babas y mugres y miserias, glotones,
sesos embarrados en ajadas banquetas
cual cucarachas en fogón de bar,
de artesanos en lienzos
de sal y gladiolas la obra.

La rabia barre calles y mercados,
todo traga y vomita sin cesar,
almas que vagan sin mañana,
almas de su alma ausente,
almas pignoradas con la muerte.

jueves, 24 de noviembre de 2011

El Torbellino

Gustavo Salazar A

Soy el torbellino que su paso
destroza semillas y raíces,
fuertes emergen empero
y respuestas esperan
no sean de viajero,
y nada deja el vendaval
que no guarde en un baúl
que es mancha a la luz;
sin retorno ni meta
el laberinto es sendero.


La espesa bruma
como noche sin luna
ni palpitar de estrellas
ni en extravío
luciérnagas,
semblante de alegría,
mas los ojos caídos,
muda la carcajada,
palabras como ácido,
corazón sombrío.

El torbellino titubea,
en sus redes se enreda,
del foso la mano que clama
en roca lo levanta,
la zozobra es gozo,
como paja el viento aleja
mansa la tormenta,
la luz resplandece,
renacen flores y aves;
pero el odio la pradera quema.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Penas, delicia a la eternidad

Gustavo Salazar A

Como si del cielo el techo se desprendiera,
revienta en estelas de sangre,
es proclama de masivo duelo,
cosechas de cementerio ambulante;
ni la lluvia ni el rosario limpian la gusanera
que carcome manos y olivos
en trote de la glotona muerte,
su rumbo es desolación y locura,
es lujuria de rompecabezas el hedor,
como pan del día el hambre de terror.

Sin cansancio la inasible codicia cabalga
por todo lo ancho del camino,
la montaña es el rostro de alevosa su rapiña.
De dónde brota. Qué importa.
Se ignora si alguna fecha culmina
porque como Juan, el mal dondequiera
con garbo se pasea sin freno del tribunal.

La luz vendrá no de hombres
tocados por las flechas del inane Cupido,
vendrá del fuego que calcina hasta las uñas
y lentamente cocina la pena en llamas
como postre de alta sociedad, delicia
de fastos y desparpajos a la eternidad.

Siempre el mismo canto

Gustavo Salazar A

El gran festival de la locura,
de príncipes y profetas
que cortejan las estrellas
con pasos como cuchillos,
conversos sin fe
o de la misma capilla,
desdeñan los plazos,
y eficaz tintorería
es el confesionario
en lavado de cofradías.

Sin la causa de Jesús,
con vehemencia claman
en un poste
iluminar como cruz,
mas en tinieblas
y en despoblado
a esa presuntuosa luz
arrasa el rayo
y el ídolo de barro,
a dos fuegos el vasallo.

De lo suyo, mártires,
abrazos y muecas de arte,
aire de la dolorida tierra,
con palmadas y saliva
del humo al rescate,
palabras en ayuno
como taco en choza,
paja que se lleva el viento,
siempre el mismo canto,
siempre hasta la muerte.

martes, 15 de noviembre de 2011

Recolectora de rencores

Gustavo Salazar A

Con voz de cuartel
y de caporal los modos,
como viejos trapos
a pobres y empleados
de la licenciada el trato,
con ínfulas de oro, cobre es,
gruñe y araña
y en muchos es rabia,
de ella seguro el mañana
como recolectora de rencores.

Justo cuando más se contonea
por sus muchas osadías
en la cartera de inertes
por insultos y blasfemias,
la apachurra su mala suerte;
la llama la fresca mañana,
la regaña suave aunque fuerte,
pero un privilegio le concede:
de hinojos y sin mechas en la cara,
brinde a todas horas por mi señora.

Tal como ante ella
los pobres y viejitos,
la altiva se retuerce
como langosta en la olla
con sorbos a poquito
de su ardiente sopa,
un trago muy amargo
al ladino y ampuloso cargo:
la cerviz dobla, la mano lame
pero luego busca abajo desquite.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Festín de sapos

Gustavo Salazar A

Sudores,
polvo de calles,
de angustias
y de horas
que deshabitan días
y días soles,
las noches
en cansancio
hacinado certifican
ira de descalzos.

Hermano es tu nombre,
tu mano morena balbucea
en reuniones de fantasmas
y domingo de tambores
con trompetas de alerta
y el sol a plomo
en espaldas rancias;
del anfitrión y sus primores
garrapatas en fiesta,
exhausta la sangre, copa llena.

Hacedor de fobias
y fuertes dolores,
rapiña creces,
cual araucaria te alzas
y abres los brazos
en gracias al cielo,
tu codicia crees favorece
con palacios y Bancos,
grave hieres la sopa,
festín de sapos.

De babas sirves el plato,
rapiña concibes males
y generoso dices el trato,
alumbras lluvias fecales
y en la Bolsa las resguardas
como valores muy familiares;
viandas que relucen
en sus banquetes
donde la risa es fea
y gracia los trinquetes.

martes, 8 de noviembre de 2011

Retumba la algarabía en el silencio

Gustavo Salazar A


Retumba la algarabía en el silencio,
desarticuladas caen al abismo
sin sonido ni ritmo las palabras,
como cuchillo es el bullicio,
de sordos y mudos la charla;
todo se ignora porque se sufre
de la rabia que paraliza el habla,
de los faros de duelo fiero
y del barro mengua paulatina,
de tumba inevitable letrina.

La tiniebla funde la noche con el día,
densa como mortaja
que lo desvalija de su alegría;
entre sombras la ciudad se desliza,
agoniza en la desesperanza
el cuento de sesos trizas;
carcajadas de colmillos acedos,
el aire desvanece con su aliento,
de manos ajenas la fatiga,
de burlas el estruendoso canto.

Hasta las piedras sudan frío al oír
de hambre los gruñidos del faldero,
el estómago vacío entre más repleto
insaciable de lodo y de lumbre
escupe ciego la hiel que lo ensalza,
sentado al trono en fuego
en vano espera de su sed calma;
espera que le arranca la piel
y lo adorna con perlas, oros y sedas,
de majestuosos gusanos el taco.

viernes, 4 de noviembre de 2011

La agonía de Jesús

Gustavo Salazar A

Con golpes de pecho
y recital de Padrenuestros
se intenta extraer los clavos
de Cristo Jesús,
si nuestra boca lo ata
a estancia perpetua en la cruz;
espera de las espinas y las flores
concierto de besos
y miradas sin congoja,
pasos firmes sin horas.

Su sangre nos quema
como a Judas las monedas,
agoniza en lo claro del día
la luz del duro reclamo:
falto de alegría la caridad;
despojada de su fortaleza,
festín de hienas en brama
devora a mansalva,
desangra la humildad.
¡Orgía de patrañas!

Sol del Sahara, luna triqueña,
la alfombra de seda
su casa pretende la diferencia,
la serpiente su modestia,
la pompa estraza de papel,
como amor el vituperio,
y cautivo en su propio engaño
en la jaula del delirio
el mundo gira a sus pies,
humos de profundo caño.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Calaveras

Gustavo Salazar A

Silvia Romero
Muy turbada anda la jefa de la SEG,
trae los santos al revés, y a nefastos
de pie que ya la cuelgan en las rejas,
son los escultores de la porquería,
y la muerte con ascos mejor se aleja.

Congreso local
De “puente de muertos” cinco días
descanso en el Congreso poco es,
si miran el “Mezcala”,
ese de la autopista cara y mala,
los señores de leyes de saliva
un siglo de hueva
en sesión de fantasía.


Rumbo
La muerte llega por Rumbo
pero la vida le perdona;
a los migrantes deja esa lata,
y al rey del 3X1 noquean,
y ahora va en tumbos
su sacrificio por Acapulco.


SEDER
El que no transa no avanza,
grabó con cantos de victoria
la Pelona en la SEDER,
oficina que se afana al erario
y a pobres toda la savia
por una migaja joder.

Alcalde de Mochitlán
Se cree inmortal el edil de Mochitlán,
desdeña a sus regidores y al Tribunal,
por esa causa la Calaca
lo corona emperador del Huacapa;
diestro nada en esos lodos,
su silla presidencial a modo.