martes, 30 de marzo de 2010

Un beso quiero

Gustavo Salazar A.

Un beso desde tu hostil pensamiento
vuele a mi con el perdón en la mirada,
que mis labios resecos de ti rasguen,
de rosas la nostalgia de las bocas aromen
y el licor de alegría sea mi vértigo
en honra del amor nunca ausente,
regálame tan sólo uno, si es castigo.

Quiero ser ese beso como el agua limpia
en tu cara, que en frescas caricias te recorre
toda en desespero de mis manos,
de mis ojos extasiados de mirarte,
hambriento soy, pero me evades morena
y hasta de mis sueños pretendes fugarte.

Anhelo ser tu cama, hamaca de su cuerpo,
compañía sin retazos en reconfortante
viaje, desde el iluminar del sol tierno
hasta el sueño de la luna cultivarte,
con esmero de pétalos de rosas soberanas
las alfombras en la cumbre,
la vida sin mengua consagrarte.

lunes, 29 de marzo de 2010

El temor de satán

Gustavo Salazar A.

Si rapado hasta las uñas
de los pies y con oferta
de pollo la olla rebosante,
es Salinas que en el infierno
grilla y despoja a Satán
de su cálido averno
y presto a favorecer los cuates,
de bienes mundiales ebrios,
privatiza sin importarle que las
exuberantes flamas en añicos,
sean chispas de saltapericos.

Rey Midas a la mexican curious,
Salinas esfuma el oro en un tris
y buitres rápido cría
con el señuelo de encaramarnos
en hombros de la fantasía,
sin hambre y modernos;
pero con sus humos de Mesías
nos receta más atraso y pobreza
el dueño de huéspedes de revista
de egolatría –Forbes-, de filibusteros
que engullen como garrapatas
mares de intensos sudores.

viernes, 26 de marzo de 2010

La gloria de Pastrana

Gustavo Salazar A

Desleal y prepotente,
son las estrellas
que cuelgan en la frente
los fans de ex mandona
y dos que tres del gabinete
al petit secretario Pastrana.

Por creerse dueño de la colina
fusilarlo no pueden aún,
pero ahora corre riegos,
no por su hermosura
sino por colección de camionetas
y cobija viajera en primavera,
por su fresca desmesura.

Brillar en la constelación Mayor
ya le será más que imposible,
al menos de aquí a mil años
con otra camada de viejitos el baile,
o al limbo brinque en cultivo
de su ego y sus excesos
y vaya como ilustre fugitivo
al soberano y honorable Congreso.

jueves, 25 de marzo de 2010

SUSPEG

Gustavo Salazar A.

Sagredo y Acevedo
en arreglo a sus males
con rollos y lodos
luchan en tribunales;
el bombín y el bastón
que de la contienda
símbolos eran
de maneras buenas,
en el clóset reniegan
del juez la decisión.

Concedida a uno
luego a otro,
la toma de nota
agrava el alboroto
y en esa disputa,
de la basura gloria
los gladiadores,
y a los duchos en leyes
la lluvia de cheques
por vivir de los… reyes.

Nadie sabe para quién
en la democracia vana
trabaja: muchos crían
el voto y el cerro de lana
de muy pocos es alegría.

El vuelo

Gustavo Salazar A.

Cuantos amigos,
turistas de un sólo
boleto el viaje
y de manta o seda
como único traje,
sucumben en puntual
rito, relevo
al singular marino
que la magia de la vida
le abrió el camino.

En latón o madera
presiden la marcha
triste hacia las entrañas
en paciente espera
de la madre tierra,
o las caricias de flamas
que calcinan prefieran;
ambas de igual manera
al reino donde el polvo
tarde o temprano llegan,
es el único que impera.

Nada se llevan,
que no sea en pedazos
o de tajo, insalvable
abismo más hondo
que mar y cielo
juntos la pena,
rotundamente
de la familia aleja.

El misterio eterno
retumba: ¿de la carne
el destino como paloma
alza el vuelo? ¿o tres metros
bajo tierra banquete es el alma?
deviene en eso la grandeza
humana, mancillada a placer
por voraces gusanos,
en gusanos renacer.

domingo, 21 de marzo de 2010

Alegría del cielo

Con afecto para mi amigo Víctor Juan,
en este momento que la adversidad
toca su corazón

Gustavo Salazar A.
Tu sangre, tus tormentos y angustias
como en uno todos los cuchillos hieran
mi cuerpo y el mal se aleje de ti,
si Dios para mí diera todo tu sufrir.

En las venas de tu alma se atrinchera
esa pena y mi ser resquebraja, virgen postrada,
en el altar que para venerarte sin fin
con lágrimas inmaculadas te consagré.

Que los corazones un sueño eleven,
crucen tranquilos cielos y de nuestro jardín
los jazmines siempre aromen tus sienes.

Y el canto suave y dulce que entonan a diario
las palomas en desbordado amor por ti, sea aliento,
sea sosiego y perenne sonrisa de estrella sea aquí.

jueves, 18 de marzo de 2010

El Bicentenario

Gustavo Salazar A.

Por qué el jolgorio.
¿Los doscientos años de pobreza
o la medalla de oro
en torneo mundial de riqueza
del mago Slim?

La marcha que incluye a Díaz,
el gran soldado de la República al frente,
y a émulos de Pancho Villa
en doscientos Columbus presentes,
de furias idas resalten cantos sin acallar
largo lamento de pobres, ni ya
de chile y frijoles sino de coraje y pavor
y lágrimas el sustento.

Y si la penumbra persiste en el país,
que mil 810 no se repita como cien años
después y otra sea la historia éste diez.
Si los vientos tragedias graves aúllan,
de todos los mares lleguen los capitanes
con banderas presurosas de armonía
y todos los días el pueblo afine sereno
por la igualdad y la justicia sus melodías,
y si insiste la pobreza para arriba,
crezcan y multipliquen raíces de rebeldía.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Residencia de idilios

Gustavo Salazar A.

Nada suave es su alma
menos en sosiego,
su caminar
con sonrisa
y alegría en el mar
de estrellas,
su pasado ancla,
en vano vuela,
el sueño le niegan.

Sus alas rotas
no la tienen atada,
de vivir en el cielo
se cuelga de misas
y sus pecados lava,
de flotar hastiada
en el desconsuelo
suplica paso al jardín
de las delicias.

Su llanto retumba,
Dios se apiada
del incansable rodar
de su alma de cera
y veneno en el habla,
y le concede una gracia
si lleva una vida desnuda,
desnuda de blasfemias
y rencores:
residencia de besos,
rica en calores.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Cruel amanecer

Gustavo Salazar A

Cómo no va a ser mía
grande la pena,
si en noche sombría
se esfuma mi gozo.
Ansia con aliento de champán,
jazmines y muchos danzones,
en la mesa discusión, café y pan.

La cosa pintaba bien.
La ñora de treinta y tantos ánimos
bien disimulados en riguroso contado,
se presenta envuelta en gris
al banquete de savia para mi.

La boca se me hace jugo,
garras de fuego las manos,
la vista desnuda el apuro
y columpio de fantasías su cintura.
Se cimbra de pronto mi cuerpo todo,
se ahoga en sus cenizas la brasa
y desmaya quien abre la casa.

La dentellada a la chuleta se niega,
que adorna desde hace rato la fina losa
y espera sin nada ser bañada en salsa mora,
luego sin peroratas, con suaves y lentas
embestidas, ser disfrutada.

Falla en la hora buena la magia
para enaltecer a los años viejos,
mientras el manjar alegra la fiesta
con ronquidos de once a seis sin cuartel,
yo con café y revistas de TV,
vela sin gloria es mi cruel amanecer.

lunes, 8 de marzo de 2010

Lágrimas burlonas

Gustavo Salazar A.

Qué importa si malos, si buenos,
si la sangre de todos en un mar
de impotencia emana dolor,
lágrimas burlonas en bacanal
que instaura el rencor,
congela miradas y sonrisas
y la zozobra en desfile funeral.

El dolor se esparce como gritos del viento
que condena a roca los corazones,
los recubre con hiel y espolvorea
cáncer en verde miel a la armonía.

Con su aromático sabor de poder y gloria
la miel modela voluntades y pasiones.
Manda su penetrante color en miles
de hombres sin esperanza,
de hombres sin alimento,
su alimento es el encanto por el desencanto,
la sed de venganza.

Ríos de llanto, de pájaros ausente el cielo,
de acero es el canto de la furia,
el culto de ultrajar a la muerte
de inimaginables mil maneras,
es el impune la ley de veras.

domingo, 7 de marzo de 2010

La gloria no eres tu

Gustavo Salazar A

Con una aureola de oro y diamantes
doña Gloria desde Acapulco
al Congreso llega con la bandera
de honesta y brillante.

Con más ínfulas que ganas de honrar
su nombre, en Sedesol su blanco son
los estudiantes y las maduritas,
una pizcacha les regatea;
en venganza le propinan un moquete:
la mataviejitas.

Con esa fama regresa al mar,
quiere ser la capitana
en el servicio a los demás sin tacha;
prenda de alma buena que en la costera
un descalabro la espera.

Surca aguas turbias con férrea mirada
sin divisar un huracán en la elección:
la despedaza y el alma le desparrama
un domingo de tricolor resurrección.

Capitana de quebrantos, a los lejos
vislumbra de México el Congreso;
exhausta regadera como balneario
de pobres en primavera queda.

Persiste en su suerte huraña,
al untar sebo a resbaloso piso
sale rauda de donde recién llega:
sólo por no apañar
las talegas del Seguro Popular.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Tributo

Gustavo Salazar A

Nada grave sería si mis labios
sangran por rozar las espinas,
que frustrar quieren mi gozo
de un suave beso a esa esquiva rosa.

Con esa sangre yo regaría
las noches y los días de esa flor huraña
y de su talle y sus hojas procuraría
el donaire que la luzca gallarda y fina.

Si las espinas con su imprudencia
desisten mi deseo de alegrar mi sombrío
lecho con su fuerte presencia,

que de la rosa el rocío
ahogue los gritos de mi suplicante pecho,
beba veneno letal el caído.

La dicha

Gustavo Salazar A

Muy tranquilo dormía,
de un tirón,
un abrir y cerrar
de ojos me deja un tesoro
dueño descubrí.

Las noches habían
sido manoteos y gritos,
sudores y pleitos,
agonía un instante eterno,
un infierno.

Otra noche así, qué dolor.
Le pedí a Dios
un sueño de sosiego
y emprendí el viaje
a ese negro resplandor.

En un breve pestañar
en esa negrura,
tapado como chiquillo
en la cama toda mía,
de pies a los hombros
cubierta, dejando
en la mía caer su mirada,
a mi lado la vi,
y regresé al sueño de paz.

Temprano evoqué mi visión
y di las gracias al Señor
por esa dicha insuperable
de tener a mi madre
de mi inolvidable.

martes, 2 de marzo de 2010

Cadena perpetua

Gustavo Salazar A

Un truhán ante ti estoy en penitencia
de tantas veces te lastimé sin pudor,
complaciente tú en esa sedición
postra a dos a cadena perpetua de amor.

Nunca fue ceniza la llama, jamás la apaga
ni la tempestad, menos una sonrisa
con aires de carcajada, pero el calor
reforesta bosques de mimos vastos.

Porque ayer una primavera me trajiste
y con sus flores y frescuras ya no tengo
ratos ni soledades tristes.

Apaciguaste mi paso, en los vericuetos
extravíos de la vida paz me diste,
y ante todo con ternura me colmaste.