miércoles, 1 de junio de 2011

Don Gato

Gustavo Salazar A.

Muy alto el porte,
ni el mismo cielo
juzga indigno de sus pies
el disparejo suelo;
sabe que la robusta torre
como alfiler
su fortaleza un soplo
fácil puede vencer.

Mas el alto porte
en las nubes hace retumbar
su poderosa pisada,
el universo es poco pastel
para su exquisita
presencia de seda
y su voz de cuartel.

El infinito de estrellas y lunas
es menos que nada
para su humilde jacal,
si tiene al verde mar
como piscina adorada
y al cielo para que renazca
como zona super VIP,
a san Pedro y san Pablo vedada.

La torre abatida
por su propio peso
su insolencia traga
polvos y más que eso,
y su altivo trasero aún gruñe
ser gran señor de dinero,
genio de la tranza,
o el rico pato altanero;
es el eterno sueño
del eterno gato marrullero.

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