lunes, 5 de septiembre de 2011

Humildad

Gustavo Salazar A
Al doctor Edgar Pavía Guzmán (qepd)

Cuando emprenda el viaje
con fecha de ida desde el vientre,
alegre sea su acato,
sin ojos de pena
mandato divino
como mimos y besos,
fiesta sin contar días
que lleva agua transparente
y rosas amarillas a mejor vida
al infatigable peregrino.

Autos, yates, el glamur,
distintivo del porte,
la ropa, más apreciada que la piel
es venerada en la tropa
de gran cuartel;
envidia de las montañas que toca
cual rey Midas, y del poder también,
avasallan sin titubeos,
insaciable glotón
de los glotones de dinero.

Entre los ricos eres el primero,
con danza de poderosos a tus pies,
ante el Señor, pordiosero,
te declaras siervo de Jesús,
fuente de tu luz;
ni esquelas, ni flores, menos desfiles,
ajeno a la solemnidad
culminas sin ritos,
en puño de polvo,
y retornas a Él, al justo juez.

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