Gustavo Salazar A
Por una rendija de la luna me mirabas
y mis ojos los tuyos sin buscar atrapan,
y a ambos el inasible sabor del cielo
al instante sus luces ciegan.
Beber veneno en tus besos,
tus espinas, dulce que no empalaga,
tu flor, embrujo que aniquila;
tu ausencia, fantasma que come el alma.
Escarpadas montañas tus mieles, a sorbos
o a dentelladas, de lumbre como lengua,
con dientes y faldas escalan.
En la cima con garras de furia es planta,
revive con viento frío, sin quebranto,
y se regodea en su fantasía de luna.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
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