jueves, 7 de enero de 2010

Pera

Gustavo Salazar A.

Te clavo el diente,
te unto el labio,
generoso escurre tu dulce jugo
al placer de larga tarde.

El cuchillo penetra
tu blanca pulpa.
Tu sangre derramas sin gestos
y saboreo lento ese enorme gusto.

Te penetro y te parto
en mil almas el alma
y mi boca se apropia
de tus suaves lágrimas.

No te escabullas pera primor
de mi tenedor, concédeme
otros mordiscos de tu suculento
e inacabable calor.

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