domingo, 5 de septiembre de 2010

Atrapado

Gustavo Salazar A

Rizado uno de tus cabellos
en tu seno se regodea
y mi desazón provoca,
mi rabia desborda en silencio,
la envidia me mata porque
ocupar ese paraíso ruego,
y yo en el borde
de un precipicio voy ciego;
mi infierno arde,
con el desparpajo de tu mirar
rápido me desarmas,
agua es mi fuego.

La soberbia cumbre
escala sin prisa
el risueño cabello,
sus ojos benevolentes
se posan en mis muecas,
en roca se estrella
su denuedo de cielo,
no obstante me ablanda
su dulce mirar,
y se enrosca,
dichoso dormita
en ese cálido lunar.

Se mofa de mí,
su sonrisa sin malicia
me atrapa,
como telaraña a la mosca
en busca de miel,
sediento sin sed
en la trampa se atasca,
de la araña es la red.

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