domingo, 12 de septiembre de 2010

Tempestades

Gustavo Salazar A

Oyes cómo caen
las gotas de lluvia,
incesantes,
así las mías,
florecen el amor
en el otoño
de la siempre primavera.

No hay viento,
muda el agua escurre
por tu blusa rosa pálido,
la empapa,
de tu pecho asoman miradas
y el canela de tu piel
ofrendas sin demora
reclama
para avivar la ternura,
que nunca muera,
viaja de la mano con mi alma.

Los truenos no espantan,
revientan lejos
pero acercan los pechos,
tan cerca que funden
los cuerpos en vapores,
y el fuego preserva
del amor sus dulces
sabores, deleite
también en tempestades.

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