martes, 12 de octubre de 2010

Desamparo

Gustavo Salazar A.

Tanto es el desconsuelo
que resbala ya
de entre los cielos
en agonía la esperanza,
de poquito en poquito,
de golpe luego
nos envuelve en su manto
que nos ata y revienta
en un penar de rabia
por uno mismo acallada,
que absorbe la savia,
reseca la vida,
embriaga los pasos,
la ruta extravía
y el dolor propaga,
es manto de sal
en herida que brota,
crece y en odios anida.

Adormecida la ciudad
en su dolor de fuego,
aspira miedo y exhala
muertos vivientes
como lava que en obeliscos
de oropel petrifica lágrimas;
almas de almas vacuas,
llanto que se esparce
en humo que hiere, es grito
que congela la garganta,
reclusión de la esperanza;
del cielo y la tierra
el desamparo a ultranza.

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