jueves, 13 de octubre de 2011

Ojos como mar

Gustavo Salazar A

Ojos como un mar sin olas
atrapados en su hastío,
brillo de reproches,
alarido que cae de agobio
al huir la noche
en saciados baños de sudores
de sus muchos sueños,
olivo y cadalso,
indigesta que petrifica
pero devora mi reseca boca.

Manantial en tierra árida
reclama fuego para avivar la flama,
fuego para aplacar el incendio
de la tormenta que desgarra
sin perseguir la detestable calma,
cuando se goza la angustia
de las ausencias largas
como pan en mesas de nada,
de fruta de náuseas,
del vino, contumaz nana.

Embriaga el desvelo como bilis,
alerta las manos en vigilia la carne,
delicia del pecado, baile y canto,
de armas el despojo
en un abrir y cerrar de párpados
sin aires de ningún enojo;
el viento deshoja la rosa
y el ajenjo impregna la rutina
de cervezas y vómito de egos:
excelsas cátedras de letrina.

No hay comentarios: