domingo, 9 de septiembre de 2007

Balcón

Francisco S. González

SUENA raro, pero es así.
Alcaldes de Tierra Caliente ya construyen su edificio municipal en Chilpancingo, en zona exclusiva, privada.
El predio -poco más de cuatrocientos metros cuadrados- fue vendido por Ulpiano Gómez Rodríguez, secretario de Finanzas del gobernador Rubén Figueroa Alcocer, en muchos cientos de miles de pesos.
De lujo el edificio, que ya refulge por su opacidad y encanto de derroche de lo público, entrará en servicio a mediados de enero próximo para beneficio de la selecta familia de la región de Tierra Caliente.
“Candil de la calle”, fue el adjetivo que endilgó de inmediato la ciudadana calentada al enterarse de la majestuosidad del Palacio en cuestión, porque “allá en el terruño las obras más fuertes son las bien alimentadas cuentas bancarias personales del edificador”.
Nada inmutó ese comentario al presidente del club de alcaldes austeros y republicanos, al contrario, lo animó a empezar a rotular las invitaciones para la fiesta de inauguración.
Ese día de fiesta demostrará que “Es una casa tan grande” la sencillez –como los diez metros de alto de su muro de contención-, que la familia del referido líder de alcaldes habitará la mansión de manera provisional, por lo siglos de los siglos.
Pero quién demonios es el presidente de los alcaldes, de alcaldes priistas, aclara el correo electrónico que nos llega desde Coyuca de Catalán.
COMO los diablos de la honestidad y las buenas conciencias andan sueltos, andan impartiendo lecciones sobre finanzas públicas, los beneficios están a la vista.
Un diputado local ya construyó un hotel, no importa que sea de paso, lo trascendente es la creatividad en la aplicación de los recursos públicos.
Excelentes lecciones que al presidente de Teloloapan, el perredista Timoteo Manjares Medina, lo han graduado de experto en finanzas.
Desde su silla edilicia ha desplegado una gran capacidad multifacética, bañada de humildad. Como alcalde nada le importa su papel como proveedor del ayuntamiento, como constructor del ayuntamiento, como jefe de adquisiciones. Ya nada más falta que se titule como lenón del ayuntamiento.
DE TODA esta bonanzas del saber y deber público, es una pena que el diputado local panista Francisco Rodríguez Otero no participe, ande en ascuas.
Porque tiene más de seis meses que se la pasa solicitando, rogando y exigiendo que su comité estatal le informe en qué gasta los miles de pesos del presupuesto.
Y Javier Zepeda Constantino hace como que ni lo ve, ni lo escucha y ni lo pela.
Bien chida que es la relación partidista entre esos personajes.
LA APUESTA, por cierto, es quién se desempeña mejor como enterrador de su respectivo partido.
¿El panista o el tricolor, en el 2008?
Funeral que nada les preocupa a los alboblú, porque ellos están aclimatados en cuatro o tres posiciones, sin importarles crecer en militancia, porque la mayoría de los guerrerenses somos prietos, chaparros y gordos, y eso no es nada chic.
El RIP, en cambio, al trote que lleva pronto alcanzará en membresía al PT o al Verde, y entonces aspirará a pluris, diputaciones y regidurías. Y más nostalgia de los ayeres.

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