lunes, 2 de marzo de 2009

Balcón

Francisco S. González

EXTENUANTE es el trabajo de los congresistas locales, un desafío diario a la muerte.
Héctor Ocampo Román, por referir un caso, es admirable. Orgullo político de Guerrero, en su trajín guerrero.
En cien días de chamba ya acumula un par de lances como el Cid Campeador no sostuvo alguno:
En su calidad de presidente de la Comisión de Fiestas Internacionales viajó a Cuba a un jaripeo donde enfrentó a las mejores montadoras de la isla, cuerpo y sudor como unión de dos pueblos hermanos.
Reconocimiento que lo envió a Chicago, en viaje comunitario de visita a los paisanos de La Montaña radicados en esa tierra de osos y vientos. Les regaló cubitos de hielo y ventiladores, para soportar el vendaval.
Y para recalcar esa vocación de servicio por los ex "hombres de bronce" devenidos ya en plásticos y náilones, se apresta a viajar a Brasil.
Ni por equívoco buscará a las esculturales diosas de la lujuria. Se entrevistará con el presidente Lula para intercambiar información sobre la fusión de las tetas bovinas y las de Sabrina, en un proyecto intercontinental de producción láctea.
Los gastos de este pequeño paseo no correrán a costas del Congreso, jura para acallar víboras bucales.
Desembolsará el billete un secretario del gobierno estatal, obsequioso de la gorra para esa flota marítima legislativa, que sí se divierte en el Fabuloso Mundo del Congreso.

QUIÉN sí traga las de Caín es Sofío Hernández Ramírez.
Casi candidato priista al sacrificio federal por el distrito por La Montaña, puede dar el ranazo de ese sueño nacional.
Antes de que aterrice en el Congreso, la Auditoría General del Estado le prepara una recepción de bienvenida en el Cereso Inn, incluido en un paquete de diez ex alcaldes con cuentas comprobatorias pendientes.
Y eso sí que sería una verdadera tragedia, una pena.
Porque Sofío es la necesaria estatua en la Plaza Cívica Primer Congreso de Anáhuac, para muina del arrecho de José María Morelos.

LOS cetegistas regresan a la carga.
No irán contra la ACE. Tampoco contra el secretario de la Vega Otero.
Cinco brigadas de esas filas magisteriales se darán a la tarea de averiguar emolumentos de diputados, altos funcionarios de los tres niveles en Guerrero, magistrados y de la UAG.
Darán a conocer el resultado de sus investigaciones y, si por las nubes anidan esos sueldos, tratarán de disuadir a los susodichos para que reduzcan el tamaño de sus cobros.
Para aquellos que se resistan habrá huevos y jitomates de almuerzo. Plumas y huevos, escarnio público tirando a linchamiento político, para las réplicas de consejeros del IFE, todo aquel que haya incrementado su salario de diciembre pasado a la fecha.
Aunque tal vez sea mero ladrido en el desierto.

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