viernes, 19 de junio de 2009

Balcón

Francisco S. González

PERTENECER al Fabuloso Mundo del Congreso es muy difícil para los simples mortales, pero fácil para algunos que participan en los sorteos organizados Por Mi Partido, máxime si acumulan cajas repletas de dinero y padrinos políticos y muestran orondos algún pedigrí.
Ya con habitación en esa casa de magia y ensueño, donde a los nuevos huéspedes de inmediato a dos tres les enseñan a utilizar cubiertos de plata made in China, a vestir ropa no naca sino de marca, a cambiar de “look” y caminar como ganso en pleno trance a la gloria en la tierra.
Enviados de los dioses, los legisladores –hembras y varones- buscan perpetuar su especie, apañar la felicidad eterna y alcanzar la inmortalidad acatando el precepto divino de amar los unos a los otros sin distingo partidista, pero siempre entre los límites de ellos: sin invitar al Eros mundano.
De tal modo que algunas divinidades del PRD tienen por santo y seña a ilustres barones priistas, otro más ortodoxos prefieren fomentar el amor de sol a sol, para sudar con más intensidad.
Lamentablemente ese mundo de fantasía y placer tiene un problema para perpetuar la felicidad y lograr la inmortalidad: son de carne y hueso y sus horas las tienen contadas, al igual que los simples mortales.
Porque “Desde que nacemos ya somos demasiados viejos para morir”.
(¿Qué provocaría el cronista que osara publicar nombres de los gladiadores sexuales, de quién contra quién? ¿Tendría algún impacto en las urnas o elevaría hasta el cielo la credibilidad y aceptación de los políticos en la sociedad? Es pregunta)

AMLO aseguró finalmente que sigue siendo militante del PRD aunque pida votar en contra de ese partido, y que si lo expulsan será por órdenes de la “mafia” (no, no estaba hablando de Bejarano, Imaz, Ponce Meléndez y los demás rateros que han sido parte de su equipo, sino de sus enemigos históricos que van de Felipe Calderón a Carlos Salinas, pasando por políticos, empresarios y banqueros). (Jorge Fernández Menéndez. Excélsior)

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