Gustavo Salazar A
Entras a Palacio
con la sonrisa ancha,
por la puerta
que de par en par
abre, revienta
la fuerza popular;
en las nubes está tu gloria
y en tu mente la guillotina
contra el que te encumbra
como esperanza en la cima.
Y sales,
no como las chachas;
el balcón saltas
en el ocaso de tu mandato
quince para las doce,
como Cenicienta
que huye aterrada
de la condena soberana,
que el pedigrí quema,
al destierro, en desgracia.
viernes, 6 de mayo de 2011
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