lunes, 25 de julio de 2011

El cuentahabiente

Gustavo Salazar A

¡Carajo! Arrebatarles
de la boca el pan
a niños y ancianos;
osadía de esa casa
que se nutre en un vientre
borracho de vinagre;
sin alma nace,
sin mieles de Roca.
¡Buitre!
Ajeno al calor de madre.

Con suaves maneras
apila sus rapiñas a sus pies
y hiere la mesa
de los afanes diarios
con autos y exóticos platos;
galante con esa corbata
que le ciñe la garganta
y le brilla desde la cola,
también es su corona
de ilustre en la bola.

Duerme como inocente,
nada le inquieta su gula,
sabe que muerde
y engulle fuerte
y del frío lo tapan sedas
efímeras de gloria;
aunque le remuerde
una gran pena:
la falta de muchos ceros
al rapaz cuentahabiente.

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