viernes, 4 de noviembre de 2011

La agonía de Jesús

Gustavo Salazar A

Con golpes de pecho
y recital de Padrenuestros
se intenta extraer los clavos
de Cristo Jesús,
si nuestra boca lo ata
a estancia perpetua en la cruz;
espera de las espinas y las flores
concierto de besos
y miradas sin congoja,
pasos firmes sin horas.

Su sangre nos quema
como a Judas las monedas,
agoniza en lo claro del día
la luz del duro reclamo:
falto de alegría la caridad;
despojada de su fortaleza,
festín de hienas en brama
devora a mansalva,
desangra la humildad.
¡Orgía de patrañas!

Sol del Sahara, luna triqueña,
la alfombra de seda
su casa pretende la diferencia,
la serpiente su modestia,
la pompa estraza de papel,
como amor el vituperio,
y cautivo en su propio engaño
en la jaula del delirio
el mundo gira a sus pies,
humos de profundo caño.

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