martes, 18 de mayo de 2010

Gloriosa guía

Gustavo Salazar A

Con las manos recogidas
como paloma en el pecho
y la cabeza inclinada
en su costado,
en pantalón de mezclilla
virgen benevolente
paz esparcía
en las miradas.

Del extravío sale
cuando se le presenta
con suave semblante
y su alma aligera.
La calma de golpe le llega
con la oscuridad
que se desvanece
y entonces revela:
es luz que reanima,
es quietud, es fuerza
que Dios le envía
para asirse a la vida
con amor y alegría.

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