domingo, 30 de mayo de 2010

Siempre paria

Gustavo Salazar A.

Precavido es el caminar,
los brazos como espejos
que la vista cansina guían
en ríos que inundan enfados,
los odios chillan sus bríos,
carcomen con su rechinar
de la ciudad la armonía.

El estrépito crece altanero,
la capital devoró su maíz
y escupió moles de acero
en honra a tiempos nuevos;
planchas de fuego se esparcen
como cáncer hasta secar
su verdor campante
y hacer del sombrero
servidor de la toga
y de los pesos sonantes.

Coraje y un tronar
de dedos la dieta,
crujir de mesa reseca,
ni agua para remojar la pena;
lágrimas resbalan hasta
el alma, refluyen en hiel
que se traga y quema las entrañas
al reconocerse paria
de todos los tiempos
al servicio de amos y socios
de bisnes y ocios.

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