miércoles, 16 de junio de 2010

La beata

Gustavo Salazar A

Reza para expiar
sus pecados
y apagar sus penas;
al Señor implora
con aniñada voz
y la mirada
como de ida
inmaculada
le sea limpia
su lengua atroz;
cuando habla
fuerte fetidez
escupe,
si en baja,
es infierno,
es magma
en viaje
al sanatorio
en hospedaje.

Jamás se concentra
cuando ora
o se confiesa,
vuela su deseo
a la maroma
o al revolcadero,
Sor devoradora.

De la iglesia
sale liviana,
agradece a Dios:
Padre, no sabes
lo que te pierdes
una buena tarde
de domingo conmigo
en espléndida
desnudez
sin remilgos:
inténtalo aunque
sea una sola vez.

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