miércoles, 3 de marzo de 2010

Tributo

Gustavo Salazar A

Nada grave sería si mis labios
sangran por rozar las espinas,
que frustrar quieren mi gozo
de un suave beso a esa esquiva rosa.

Con esa sangre yo regaría
las noches y los días de esa flor huraña
y de su talle y sus hojas procuraría
el donaire que la luzca gallarda y fina.

Si las espinas con su imprudencia
desisten mi deseo de alegrar mi sombrío
lecho con su fuerte presencia,

que de la rosa el rocío
ahogue los gritos de mi suplicante pecho,
beba veneno letal el caído.

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