martes, 23 de noviembre de 2010

La espera

Gustavo Salazar A.

Nada más de pensar
a qué hora me la topo,
o si ex profeso ella
se presenta con afrentas
nuevas contra mi causa,
que la lengua le cuecen
como heridas
que en ácido matan,
y yo sin ver siquiera
una lluvia de estrellas
en su hosco rostro,
menos adornar con finas
burbujas y espumas
pospuesta fiesta,
si de mirada y manos soy
bozal con mil candados,
si el acné ataca
con denuedo mi faro;
me conformo al imaginar
que su fina redondez
emana mortal calor
en mi voraz pecho,
y muero por su ramillete
apiñonado al conquistar
así sea en sueños,
ensueño de su lecho.

No hay comentarios: