miércoles, 27 de abril de 2011

Él, la mano amiga

Gustavo Salazar A

Intangible tu ser, más que roble
es tu presencia en los que te aman;
tu mano, presta y generosa no escatima
en cada instante en nosotros tus dones
de amor, sanidad y abundancia;
se palpan tus coronas.

Omiso a tu Palabra vagaba yo
como perro en extravío;
con la soberbia hasta en el calzado
para engalanar las uñas,
sin importar que sus manos
metan las pezuñas en la luna
para regocijo del ego,
reflejo de lo frágil de mi espejo.

Tanto fue el embeleso mío
que me condujo a enaltecer
la tecnología como moderna divinidad,
portadora de nueva vida,
acceso al paraíso digital.
En esa vía llega la terrible caída,
sin que el calzado orgulloso
evitara el fondo del pozo;
ni las mil maravillas ni las medallas
en las calles ganadas
me rescatan ni curan las profundas heridas;
sólo Él con su mano amiga,
a todas horas dispuesta, siempre benigna,
nunca a nadie olvida.

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