domingo, 10 de abril de 2011

María Madre mía

Gustavo Salazar A

María Madre mía siempre,
cuánto sufres, cuántas veces
del dolor falleces,
paso a paso cerca de Jesús, tu Hijo,
Dios de la obediencia,
Dios del amor,
en el suplicio de la Pasión:
Calvario y agonía y de entre
los muertos, resurrección,
honra y gloria del Señor.

Incontables son las muertes
crueles que padeces,
María Madre en la despiadada
vejación al Hijo de Dios;
tus sollozos y lágrimas de sangre
colman tierra y Cielo;
del Padre fue la voluntad
de muerte y gloria
de Jesús en la Cruz,
del pecador redención.

Tú también Madre,
desde tu regazo con devoción
arrastras la cruz
y caminas plena de luz;
tú también resbalas,
caes bajo el peso del madero,
del ultraje y las afrentas;
impotente para socorrer a tu hijo,
sediento de salvar más almas,
en la resurrección lo rescatas.

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