lunes, 23 de julio de 2007

Balcón

Francisco S. González

EL SÁBADO pasado en Durango se casó Aarón Elizondo del Palacio, hijo de Rodolfo Elizondo, secretario de Turismo con Verónica Antillón Rosas.
Fue un interesante convivio de políticos. Estuvo presente Felipe Calderón y su esposa, Margarita Zavala, parte del gabinete pero también dos gobernadores de oposición: Amalia García y Zeferino Torreblanca. (Columna Campos Elíseos. El Universal)
HASTA sapos y culebras hay que tragar a veces en política, afirman los que saben y se dedican a los asuntos públicos, en aras de sobrevivir en ese ejercicio.
Si prevalecen las actitudes puristas, el riesgo de quedar fuera de servicio antes de tiempo, es mayor.
Porque en Chilapa las voces que sugieren abrir las conversaciones entre el diputado Sergio Dolores Flores y la presidenta Alicia Zamora Villalva, van en aumento dada la tensión que priva entre tales personajes.
Advierten que ese juego de vanidades puede resultar fatal para la causa del priismo el próximo año electoral, y benéfico si la alcaldesa y el congresista construyen acuerdos políticos, en beneficio del municipio, de su partido y de ambos representantes populares.
CON todos los recursos permitidos por la política, Nueva Izquierda –jefaturada por Sebastián de la Rosa- se opondrá para que los ex priistas en su mayoría arremolinados en Polo Guerrerense de Izquierda –liderado por Armando Chavarría Barrera-, no ocupen candidaturas ni al premio Nóbel por considerarlos oportunistas.
Postura que, paradoja burlona, perjudica y beneficia a la vez la estrategia del secretario general de Gobierno.
Le sería adverso en Tixtla, si le cerraran el paso a su compadre Edgardo Astudillo Morales al Congreso, incrementando las posibilidades del primer edil de Quechultenango Napoleón Silva García, de Nueva Izquierda.
En Chilapa, en cambio, Chavarría Barrera bien pudiera recurrir al argumento de Nueva Izquierda.
Le serviría de pretexto para sacudirse a ex priistas que andan en busca de la candidatura al ayuntamiento, y con ello alentar las aspiraciones de Casarrubias, su cuadro de muchos años.
Independiente de tales conjeturas, el arquitecto Edgardo Astudillo no tiene fácil el camino al Congreso, porque Quechultenango es un escollo duro de pelar.
GUERRILLA que explota bombas y protestas violentas que impiden las actividades tienen su contraparte en un sistema político —Congresos federal y 32 locales, así como un arco iris de partidos—, que consume mucho más de 20 mil millones de pesos al año.
Nunca tanto dinero sirvió de nada, cuando debe ser útil para dirigir los conflictos hacia los carriles de la discusión política y abrir caminos para que nuestro país avance. (Vitral político. El Universal)

No hay comentarios: