Gustavo Salazar A.
Tu mirada dolor nunca era,
sonrisa fresca y dulce esparcías
a tu paso, a los tuyos todos,
ternura a tu alrededor derrochabas.
La angustia no existía en tu rostro,
aunque como cuchillo flagelaba
el hoy, el mañana y siempre,
decías: la voluntad Dios expresó.
Por eso y más sigues siendo inmensa
Arcadia, en la muerte, en la vida,
tu amor nos abraza, nos alcanza.
Estás bien, si verdad mi amor.
Dónde estás, sé que estás bien,
sé que estás con el Creador.
jueves, 15 de noviembre de 2007
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